Hay una cosa de vital importancia a la hora de hacer pan. Seguro que lo tienes en casa. O, mejor dicho: seguro que tienes tres o cuatro: SILLAS.

No me he vuelto loco: LA SILLA ES EL CACHARRO QUE MÁS USO PARA HACER PAN.
¿Cómo demonios usas una silla para hacer pan?
Si eres seguidor de este blog, ya sabes que el ingrediente más usado en la elaboración de pan (de buen pan) es el tiempo.
El tiempo aporta gran parte del sabor y aroma al pan.
Es como hacer un buen guiso, como decimos en mi tierra: «el chup-chup», esa cocción lenta de horas que transforma un puñado de verduras en una fiesta de sabor.
TIEMPO.
Por lo tanto, para hacer un buen pan hace falta tiempo.
Me refiero al tiempo que debe fermentar la masa: en mi opinión, un mínimo de 12 horas.
Pero ojo, hay que saber como aplicar esa fermentación. Te recomiendo este artículo para entenderlo:
Qué es la fermentación y como controlarla para mejorar nuestro pan sin gluten
Entonces, durante el reposo de la masa, puedes hacer muchas cosas. TIENES TIEMPO PARA TI.
EL TIEMPO TRABAJA POR TI.

EL TIEMPO MEJORA EL PAN.
Aquí es donde entra nuestro protagonista del día: LA SILLA.
Lógicamente, no vas a estar 12 horas sentado en una silla, esperando a que la masa gane volumen.
Este mueble me sirve como el símbolo ideal para explicarte que el pan lo hace el tiempo.
Una vez escuché decir a Xavi Barriga algo así como: «todo buen panadero necesita una buena silla».

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Automáticamente, creé una imagen en mi cerebro: un panadero apantuflado en una silla observaba un bol de masa.
Una silla, un sillón, durmiendo en tu cama, saliendo a correr… da lo mismo.
Lo importante es captar la idea, el significado de LA SILLA.
¿Ya te has creado una imagen en el cerebro?